En la sala cuna comenzamos implementando la metodología Loczy que hace referencia a la importancia de la motricidad libre y autónoma en el bebé. La Dra. Emmi Pikler, pediatra Húngara y fundadora del instituto Pikler-Lóczy en Hungría, trabajó y demostró hace más de 60 años la importancia de la motricidad libre en el bebé y de no ponerlo nunca en una posición que no haya adquirido por sí mismo, por su propia iniciativa. El bebe posee un gran potencial en su actividad espontánea, su concentración, insistencia para lograr un objetivo propuesto por sí mismo, flexibilidad y variedad en sus movimientos, autonomía y la alegría que produce el sentimiento de competencia al realizar por sí mismo un movimiento que surge de lo profundo de su ser. Pero para que esta actividad espontánea surja en el bebé es necesario que el adulto proporcione las condiciones adecuadas, esto significa un espacio seguro y suficientemente amplio para que él pueda desplazarse, respeto por sus tiempos particulares y autonomía. Para luego continuar con la metodología Montesorri.

Que señala que entre los 0 y 6 años los seres humanos forman las estructuras cerebrales fundamentales en donde se sustentará el futuro progreso intelectual y emocional. En este modelo educativo, el desarrollo de aprendizajes no tiene límites. Los niños y niñas pueden aprender todo cuanto quieran, deseen y necesiten de manera dinámica, entretenida y siempre desde un elemento esencial que es la propia motivación. El ambiente por su conformación, potencia todas las áreas del desarrollo: las ciencias, las matemáticas, el lenguaje, el arte, el desarrollo motor, entre otros. Pero a su vez, en igual importancia son parte del fundamento educativo, la convivencia con los otros, las habilidades sociales, el desarrollo de la autoestima, los hábitos de orden, perseverancia, concentración, amor por el trabajo, autonomía, liderazgo, entre muchos más.

El método Waldorf tiene sus raíces en la investigación del científico y pensador austriaco Rudolf Steiner, quien señala que en los primeros años de vida, el desarrollo del niño está íntimamente ligado al juego. Es fundamental activar la imaginación y la fantasía de los niños y niñas a través de cantos, juegos, rondas y cuentos. Los cuentos cumplen un rol muy importante en el desarrollo de la imaginación, creatividad y fantasía, además de lograr estas habilidades, los niños y niñas aprenden a desarrollar destrezas de escuchar y el interés por la lectura. Todo esto se realiza en un ambiente cálido, tranquilo y seguro, donde la sensación de seguridad se brinda utilizando materiales naturales como: maderas, semillas, algodón, lana, piedras, conchitas, paños, etc. lo que permite a los niños y niñas tener sus propias experiencias, despertando así su interés y memoria, además de internalizar lo aprendido.